La inversión en los mercados de valores de América Latina no es apta para cardiacos (ahora más que nunca). En el primer trimestre de 2020, todos los mercados de la región presentaron resultados considerablemente negativos, perjudicados por acontecimientos recientes. Si bien abril ha empujado los mercados de vuelta a territorio positivo, aún estamos lejos de la proverbial “luz al final del túnel”.
En medio de la continua pandemia mundial, muchos países han comenzado a flexibilizar las restricciones, ya que los presuntos casos de COVID-19 y las tasas de mortalidad han disminuido. Esto ha dado lugar a conversaciones sobre la “reapertura” de las economías, infundiendo valentía y optimismo a los inversionistas, aunque sea por poco tiempo. Con el mayor número de infecciones y muertes por COVID-19 en todo el mundo, Estados Unidos abordará mayo de 2020 con una esperanza cautelosa. La pregunta del millón de dólares es cuándo será seguro para los consumidores volver a las tiendas y restaurantes y reanudar los viajes. Incluso después de que los negocios y servicios se reabran completamente, es posible que muchos no tengan los medios financieros para participar. De hecho, ya hay informes de aumento de deuda, incumplimiento crediticio y quiebras a nivel empresarial y personal.
S&P Global Ratings informó recientemente que las condiciones de crédito en los mercados emergentes estaban empeorando. En el último informe, las previsiones de crecimiento del PIB para América Latina en 2020 se revisaron sustancialmente a la baja. Se prevé que el PIB de América Latina caiga alrededor de 5% este año y se pronostica una recesión en toda la región. Los economistas predicen que países como Chile, que aplicó rápidamente políticas de distanciamiento social y ofreció un fuerte estímulo económico, podrían tener una recuperación robusta y destacarse entre sus pares. Mientras tanto, México y otros países, que retrasaron las políticas de salud pública y ofrecieron programas de estímulo limitados, podrían tener recuperaciones débiles. Lo más probable es que Brasil se encuentre en algún punto intermedio.
Por ahora, disfrutemos de los últimos resultados mensuales positivos de la región. Abril trajo un rayo de esperanza para los índices de renta variable, ya que en el horizonte se vislumbran tratamientos prometedores y el desarrollo de vacunas para combatir el COVID-19. El S&P 500® subió 13% en el mes, mientras que el S&P Latin American BMI tuvo un alza de casi 7%. El S&P Latin America 40, que mide las acciones de mayortamaño y liquidez de la región, aumentó 5.2%. Entre los países más grandes, el S&P IPSA de Chile subió 14%, mientras que el S&P Brazil LargeMidCap tuvo un rendimiento de 10% y el S&P/BMV IPC de México aumentó casi 6%. Sin embargo, ninguno de los índices de países subió tanto como el S&P MERVAL de Argentina, que generó un enorme 34,3%.