Las estrategias de dividendos han logrado consolidarse entre aquellos participantes del mercado que buscan potenciales resultados superiores al mercado y tasas de dividendos atractivas, especialmente en el ambiente de bajas tasas de interés que existe desde la crisis financiera mundial de 2008 y el ambiente de tasas aún más bajas observado desde inicios de 2020, a medida que el mundo lidia con las consecuencias económicas del COVID-19. Al afrontar 2022 con una incertidumbre económica mundial que persiste, disputas geopolíticas, inflación elevada y alza de tasas; una estrategia de crecimiento de dividendos centrada en la sostenibilidad de los dividendos y la calidad financiera sigue siendo atractiva.
Dada la situación económica volátil que se presentó en 2020, así como las incertidumbres del mercado que ejercen presión sobre las utilidades de las empresas, es posible que las compañías con altas tasas de dividendos que no posean gran fortaleza y disciplina financieras no logren sustentar los pagos futuros y sean propensas a recortes y suspensiones de dividendos.
Las acciones con un historial de crecimiento de dividendos, en cambio, podrían representar una oportunidad de inversión atractiva en un ambiente de incertidumbre. Realizar una asignación a compañías que presentan dividendos sostenibles y crecientes puede proporcionar exposición a acciones de alta calidad y a mayores ingresos a lo largo del tiempo, otorgando así protección contra la volatilidad del mercado y abordando hasta cierto punto el riesgo que conlleva el alza de las tasas de interés. Este argumento va más allá del terreno tradicional de las acciones de alta capitalización de Estados Unidos y funciona también en los segmentos de acciones de capitalización baja y media, así como en mercados internacionales.