Por primera vez, los índices principales de S&P DJI en América Latina han sido analizados por Trucost con el fin de revelar su exposición a diversas métricas de carbono que inversionistas prudentes deberían tomar en cuenta.
Un elemento central de este análisis es la parte estimada de las ganancias que podría perderse si las empresas que componen un índice tuvieran que absorber el costo adicional de los precios del carbono en 2030 derivado de sus emisiones operacionales y la compra de electricidad. En el caso del S&P/BVL Peru Select Index, esto representa 19% del EBITDA de las compañías, mientras que en el caso del S&P/BMV IPC, el porcentaje se eleva a 42%.
Sabemos que además de la muerte y los impuestos nada es seguro, pero Brasil, Chile, Colombia, México y Perú han firmado el Acuerdo de París y han definido metas para las emisiones de carbono. En Europa, donde se han asumido compromisos similares, el precio de las emisiones de carbono se ha quintuplicado durante el último año.
Considerando estas repercusiones en cuanto al costo, se está alentando a las empresas para que publiquen informes sobre asuntos relacionados con el carbono. En 2017, el G20 creó el Grupo de Trabajo sobre Divulgaciones Financieras Relacionadas con el Clima, que ha proporcionado directrices para la publicación consistente de informes de riesgos financieros relacionados con el clima. El gobierno de México aprobó la Ley General de Cambio Climático, que establece requisitos para la medición, comunicación y verificación obligatorias de las emisiones de carbono de las empresas y definió la creación de un Registro Nacional de Emisiones. En el Reino Unido, los fideicomisarios deben actualizar o preparar su declaración de principios de inversión con el fin de mostrar en qué medida toman en cuenta aspectos con importancia financiera que se derivan de criterios ambientales, sociales y relacionados con el gobierno corporativo, incluyendo el cambio climático. En Francia, la ley de transición energética no solo exige que las compañías publiquen informes, sino también los fondos de pensiones y administradores de inversión.
La huella de carbono de una compañía se determina a partir de sus emisiones directas y aquellas que provienen empresas proveedoras, incluyendo la compra de electricidad. Luego, esto se normaliza por US$ 1 millón en ventas. Este proceso se puede extender a otras empresas para obtener una cifra para un índice completo. En el caso del S&P Global 1200, un índice representativo a nivel global, esta cifra fue 279 toneladas métricas/US$ 1 millón con fecha de septiembre de 2018.