26 de marzo de 2020
Prevemos un impacto pronunciado sobre la economía mexicana derivado de la combinación de shocks del COVID-19 –en México y en Estados Unidos, su principal socio comercial– y de la caída en los precios internacionales del petróleo. Estos shocks, aunque temporales, empeorarán la ya débil dinámica de la tendencia de crecimiento para 2020-2023, que refleja, en parte, menor confianza del sector privado y el poco dinamismo de la inversión. Por ello, bajamos nuestra calificación soberana de largo plazo en moneda extranjera de México a 'BBB' de 'BBB+' y nuestra calificación soberana de largo plazo en moneda local a 'BBB+' de 'A-'. La perspectiva es negativa, lo que indica los riesgos de otra baja de calificación durante los siguientes 12 a 24 meses, como resultado de una ejecución de políticas irregular o no efectiva; el potencial debilitamiento de las finanzas públicas, debido al difícil balance entre sostener el crecimiento del PIB dada la baja base tributaria no petrolera del país y la rigidez en el gasto, y la creciente presión sobre Pemex, un potencial pasivo contingente para el soberano.
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